domingo, 29 de enero de 2017
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ABRAHAM CABABIE
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EL SUPUESTO CASTILLO DE DRÁCULA
En la frontera de Transilvania y Valaquia, actuales provincias
rumanas, se encuentra asentado el viejo castillo de Bran, lugar en el que se
supone se inspiró Abraham «Bram» Stoker para ambientar la morada del personaje
protagónico de su famosa novela Drácula.
Sin embargo, Vlad III Drăculea, Vlad Tepes o Vlad «el Empalador»
(1431-1476), príncipe de Valaquia, personaje real del que parte la historia
literaria, nunca vivió en ese castillo. Algunas versiones dicen que permaneció escondido
un par de días en sus mazmorras cuando la ocupación del Imperio otomano, pero
no hay documentos que lo comprueben.
El lugar fue construido en 1212 como una fortaleza para los
caballeros de la Orden Teutónica —grupo de carácter religioso militar— después
de que fueron derrotados en Tierra Santa por los sarracenos y regresaron de
Palestina a Europa. Posteriormente la estructura se mantuvo incólume durante varias
décadas, pero en 1241 las hordas tártaras lo devastaron dejándolo en la ruina.
Para 1377 el rey Luis I de Hungría mandó construir el actual
castillo como punto comercial y defensivo contra el vaivoda —es decir el príncipe— de Valaquia. En 30 hectáreas
cercadas por un muro de piedra calcárea, sobre una colina de roca, se
levantaron cuatro torres que contienen 57 habitaciones, algunas comunicadas por
calabozos.
De su historia más reciente, tras la Primera Guerra Mundial, con el
Tratado de Trianon, la región de Transilvania fue cedida al reino de Rumania y
el castillo obsequiado a la reina María, esposa de Fernando I, quien lo
convirtió en su residencia veraniega.
El arquitecto de la familia real, Karel Liman, lo reformó sin que
perdiera su esencia de fortaleza medieval, lo dotó de nuevas escaleras,
electricidad, agua fría y caliente, estaciones telefónicas y un elevador para
facilitar el acceso al jardín. Decoró los interiores con muebles y objetos
históricos, lo cual lo convirtió en un importante museo de arte medieval, donde
se pueden apreciar los estilos alemán, tirolés —de los Alpes—, doria —renacentista
italiano— y también se construyeron el Pabellón de Té, la Casita de la Princesa
Yleana, habitaciones para invitados, alojamientos para el servicio, establos y
estacionamientos.
Hoy es uno de lo principales atractivos turísticos de la zona y se
hacen concursos para los atrevidos que quieren pernoctar en él. ¿Alguno de
ustedes se atrevería a dormir en casa del conde más temido y sanguinario del
que se tenga memoria en el último medio siglo?
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