domingo, 29 de enero de 2017
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MUSEO DE LA BIÓSFERA EN MONTREAL, CANADÁ
La Biosphère (Biósfera) de Montreal, en Canadá, representa
uno de los lugares más estupendos del mundo actual y no podría ser de otra
manera ya que en sus entrañas descansa un sitio que fomenta el contacto directo
del hombre con el medio ambiente sin ocasionar ningún tipo de daño a la naturaleza.
Este emplazamiento es una oda al agua y a la preservación
de la misma, ideada por el famoso arquitecto estadounidense Richard Buckminster
«Bucky» Fuller, quien hasta el día de su muerte fue siempre un promotor de diseños
sustentables.
A simple vista parece una burbuja gigante en medio de
la nada, pero a medida que el viajero se va acercando empieza a distinguirse un
recinto pequeño dentro de la espléndida esfera, la cual crea una catarsis entre
una creación humana con la naturaleza viva de sus alrededores.
Su origen data de 1967, año en que se llevó a cabo
la Expo 67 a manera de celebración por el centenario de la Confédération
Canadienne (Confederación Canadiense), pero cabe destacar que, como fue erigida
en el pabellón correspondiente a Estados Unidos le perteneció a tal país hasta
que al año siguiente el gobierno estadounidense donó el complejo a la isla de Santa
Heléna, donde se encuentra asentado, y es preciso resaltar que desde 1990 se aprobó
un plan de gestión para que el parque donde se encuentra la Biósfera fuera adquirida
por la intendencia canadiense como un espacio de exposición ambiental destinada
al entendimiento ambiental del fleuve
Saint-Laurent (río San Lorenzo) y al ecosistema de los Grandes Lagos donde tiene
su origen ese afluente.
De esta forma, el Environnement et Changement
climatique Canada (con traducción al español como Ministerio Canadiense de Medio
Ambiente) firmó un acuerdo de 17.5 millones de dólares con la ciudad canadiense
para convertir el sitio en un lugar dedicado a la ecología, observación y estudio
del agua.
Su forma pudiera parecer la de una esfera totalmente
circular, no obstante, es un icosaedro en el cual sobresalen poco más de 20 caras,
las cuales se formaron producto de la intercalación de pentágonos utilizando una
rejilla hexagonal. Para su construcción se utilizaron pequeños tubos de acero irrompible
no mayores a tres pulgadas, amalgamados todos ellos en triángulos equiláteros, los
cuales fueron los encargados de dar solidez y estructura a la obra.
Desde el exterior de la esfera se puede observar todo
su interior, lo cual crea un gran interés en muchos de los visitantes que van desde
investigadores, analistas, funcionarios del gobierno, reporteros y público en general
que se deleitan con esta magna creación esférica.
Es importante resaltar que Fuller siempre pensó que la
arquitectura debía edificarse con un vínculo pleno entre la humanidad y la naturaleza.
Que el medio ambiente jugaba un papel preponderante en la evolución arquitectónica
y el desarrollo de la sociedad, lo que representaría, a la larga, el cuidado consiente
y constante del medio ambiente.
Abraham Cababie Daniel
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