Si me lo preguntan, una disciplina se desarrollará para bien o para
mal con base en el lugar del que dispone para su práctica o su difusión. Esto
no quiere decir que tiene que ser un lugar de amplio espacio con alta
tecnología colocada de forma indiscriminada y ser llamativa por sobre todas las
cosas; nada de eso. Tiene que ser un lugar óptimo sin propasarse y convertirse
en un protagonista cuando no le toca.
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La Escuela de Danza de Llíria en Valencia, España fue construida en
el año 2011 y desde entonces ostenta el título como uno de los lugares más
bellos donde poder expresarse con el cuerpo. Esta es una construcción
desarrollada por Hidalgomora Arquitectura, en donde en una planta única,
vertieron sus esfuerzos para crear desde lo menos.
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Este es un edificio continuo al Conversatorio de Música, al cual se
conecta por un largo pasillo en donde predomina el vidrio como material. El
recibidor es un breve espacio con apenas lo indispensable para registrar la
entrada y la salida de los alumnos, así como unos pequeños vestidores. De ahí
se pasa a las tres salas de baile: las laterales alcanzan los veinte metros de
largo siendo la central la más pequeña de éstas.
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El piso en las tres salas es de madera, con una gran barra de
estiramientos y un espejo que cruza en paralelo de lado a lado. En las esquinas
están montados los monitores por los que se emite la música para realizar las
prácticas y ensayos.
Las tres salas convergen en un frente común que es un gran ventanal
por el que apenas si pasa luz, porque en el exterior hay una especie de
enrejado que se colocó con el fin de resguardar la intimidad. Se trata de una
serie de tubos colocados de piso a techo, algunos con una ligera inclinación.
Abraham Cababie Daniel
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